
Pero, como yo decía, jugar es la actividad más antigua, más vital y más divertida de abordar la vida. El juego favorece a la imaginación, a la fantasía, a la libertad... Además no cuesta nada (o casi). ¡Cuántos juegos pueden "salir" de una caja de cartón! Una casa, un túnel, un escenario de teatro, grutas... Y con una pelota... ¡no podríamos enumerarlos! La emoción siempre está asegurada con el juego. Se cambian los tiempos, pero los juegos, muy poco. Solo se cambia el lugar. Antes, jugábamos en la calle, en las aceras, hoy, por una cuestión de seguridad, en sitios más cerrados.
Jugar es divertido y también una buena herramienta para descubrir, enriquecer y desarrollar las capacidades de los niños. A través del juego los niños aprenden a superar retos de la vida, a atreverse, y a expresar buenos así como malos sentimientos y emociones. El juego les hace superar algunos miedos. Miedo de caerse o de llevar un golpe cuando aprenden a montar en bicicleta, o a saltar la comba y a los obstáculos. Y como decía al principio, el juego fomenta la comunicación y las relaciones con las personas, nos motiva a reconocer el otro y a ponernos en su lugar.
Vilma Medina. Editora de GuiaInfantil.com
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